9.4.10

Sobre la poesía

A veces
la poesía llega rápida y frágil
a nuestras manos,
revolviéndose inquieta
entre los dedos,
quemando adentro
todo el cuerpo,
haciéndonos sentir
la necesidad de manosearla.

Si esto último se hace
suele parecer perderse
algo esencial

y dices: Para qué

Pero no,
hicimos bien.

Hemos de adentrarnos
en lo más profundo del poema,
desde ahí
juguetear con sus entrañas
estirándolas o contrayéndolas,
con precisión o a lo bruto.
Cortar, pegar, romper, reparar.
Todo vale
mientras nos divirtamos
y lo que queramos decir tome forma.

Después
escuchar lo que nos pide.

Que será,
probablemente,

obrar con sutileza
dando aire al poema
hasta que éste sea
lo que tenga que ser.


Algún anónimo poeta granadino.