28.2.10


…Esos instantes en que se nos revela la trama de nuestra existencia, mediante la fuerza de un ritual que recuperamos como era antes con mayor placer aún por haberlo infringido, son paréntesis mágicos que le ponen a uno el corazón al borde del alma, porque, fugitiva pero intensamente, una pizca de eternidad ha venido de pronto a fecundar el tiempo.

Afuera, el mundo ruge o se adormece, arden las guerras, los hombres viven y mueren, perecen unas naciones y surgen otras antes de caer a su vez, arrasadas, y, en todo ese ruido y toda esa furia, en esas erupciones y en esas resacas, mientras el mundo se va, se incendia, se desgarra y renace, se agita la vida humana.

Entonces, tomemos una taza de té.


La elegancia del erizo
Muriel Barbery